En un escenario poco conocido, incluso para los turistas, que pone a prueba al extremo las habilidades de las tripulaciones en la conducción de sus poderosos coches, sobre carreteras de montaña y en tramos desérticos y presidido exitosamente por el Arquitecto Manuel “Chacho” Medina desde 2006 se lleva a cabo ininterrumpidamente el Rally: Chihuahua Express.
Un rally de tres días, con etapas que van de Chihuahua a Ciudad Madera, el primer día; Chihuahua a Divisadero y Chihuahua a Ojinaga en el segundo y tercer día respectivamente. La carrera estuvo abierta a diferentes categorías, de las pocas en las que se puede ver competir sobre el mismo asfalto y peleando por los trofeos a autos clásicos y modernos. En el Chihuahua Express han participado algunos pilotos internacionales de la serie NASCAR Corona, de nuestro vecino país del norte y otros de la talla de Stig Blomqvist y Michel Jourdain Jr., así mismo la han ganado tripulaciones conducidas por legendario Doug Mocket, que aún lo sigue corriendo y Bill Beilharz. En su décima edición, del 23 al 26 de abril, no hubo cambio en las rutas, que tienen un trayecto total de 1,670 kilómetros, de esos 540 kilómetros son de etapas de velocidad y 1,130 de tránsitos. El primer día fue de trámites administrativos, gestión de licencias deportivas, inscripciones y revisión médica para ambos tripulantes, así como la revisión mecánica y de seguridad. Mas tarde se llevó a cabo la prueba de calificación y constó de 12 kilómetros, siendo las Curvas del Perico el sitio donde los pilotos definieron su posición de arranque al día siguiente. Antes del anochecer, previo a la arrancada simbólica en El Palomar, se llevó a cabo la ya tradicional bendición de cascos, un solemne y místico ritual Tarahumara. El viernes 24 arrancó el Rally Chihuahua Express a las 8:30 horas, los pilotos se dirigieron al norte, con rumbo a ciudad Madera, recorrido que pasó por bosques y cañadas, teniendo cinco etapas de velocidad, después un servicio de 40 minutos en Madera, de donde regresaron por la misma carretera con las mismas cinco etapas de velocidad. El día siguiente los competidores partieron al Divisadero, adentrándose en la espectacular Sierra Tarahumara, siendo esta la etapa más larga, pues se recorrieronn 610 kilómetros. Finalmente, el domingo se corrió de ida y vuelta, la carretera a Ojinaga, en un trayecto de 311 kilómetros, con una parada obligada de quince minutos en el impresionante Cañón del Pegüis para disfrutar de la espectacular vista. La llegada final fue en el Fashion Mall, en donde cada año se premia al más rápido. Esta décima edición fue de gran calidad, donde la disputa de los primeros lugares estuvo muy peleada, ya que participaron una vez mas, los ganadores de las versión 2009, además del actual monarca ganador en las ediciones 2012 y 2014, así como el legendario Doug Mocket y la mexicana Angélica Fuentes, triunfadora también en 2007 y 2013. La lucha estuvo muy cerrada por la primeras posiciones de cada categoría y todos competieron por una sola clasificación absoluta. Galería completa Libro
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Lo común es que uno crezca recordando los cuentos que en la noche nos contara mamá o papá antes de dormir, las disparatadas y divertidas historias del abuelo materno y las incontables aventuras que uno vivió con algunos pelafustanes que se hacían llamar amigos, esos que mamá creía inofensivos y finas personas pero tan guarros como uno mismo.
En mi caso no hubo cuentos nocturnos, no de la manera tradicional. Mi fantasía fue alimentada por una película casera que mi padre filmó por allá de los años cincuentas y que, según mi ya maltrecha memoria, sólo ví un par de ocasiones. Mitad en blanco y negro y mitad a color, en ella se veía a mi papá junto con lo que supongo eran sus cuates, en una especie de road movie viajando por diferentes caminos de este país, en una guayín tipo town and country de la época. La mayor parte de lo que recuerdo es verlos montar un campamento, comiendo junto a una estufa o fogata y, eventualmente, verlos voltear hacia la carretera, por la que se corría una aventura recientemente instituida, ahora legendaria y mundialmente conocida como La Carrera Panamericana. Nunca obtuve mayor información de la que pude intuir el par de ocasiones que mi padre proyectó la película, él no hablaba mucho y yo preguntaba poco, así que mi imaginario acerca de La Carrera se alimentó, mayormente, de mi fantasía. Ya no existía el evento, no había ni computadoras ni Google para salir de dudas así que crecí mezclando esa película con mi imaginación. Y como dicen que niñez es destino, crecí siendo fanático no sólo de los coches y de la fotografía, también disfruto muchísimo manejar en carretera y acampar, gustos heredados de mi padre. Hace dos semanas terminó la edición número XXVII de la nueva época de La Carrera Panamericana, es la tercera a la que voy, haciendo eso que de niño de alguna manera me definió, me encuentro a nada de planear lo que haré el próximo año, este 2014 logré que cinco pilotos participantes me contrataran para hacerles un libro con las fotos que les tomé durante todo el trayecto, uno de ellos, incluso, ya me pidió que le diseñara la imagen de su auto para el 2015, le han gustado los tres que he hecho para este y los años anteriores. Locos, excelentes tipos y mujeres, grandes deportistas con un código ético y moral como pocos, poseídos por el espíritu de La Panamericana, pero locos y locas de cualquier manera, no podría encontrar otra palabra para describir a pilotos y copilotos, sólo unos excéntricos soñadores, mexicanos y extranjeros, podrían aventurarse en semejante odisea de siete días y mas de 3,500 kms. de carreteras federales arrancando en Veracruz con rumbo a Oaxaca, Ciudad de México, Toluca, Morelia, Guanajuato, Zacatecas y finalmente Durango. Locos además, no sólo por poner en riesgo su vida, detalle inherente en competencias de este tipo, si no por que por si eso fuera poca cosa, llevan al extremo de sus capacidades físicas y mecánicas, verdaderas joyas de la industria automotriz mundial, que ya son auténticas piezas de museo. Y todo esto sólo por la mera satisfacción de correr La Pana y terminarla, ese es el mayor de los triunfos, la mas grande de las satisfacciones y el único trofeo. Papá, de alguna manera sigo reviviendo tu road movie, quizás no sean las mismas carreteras por las que tu transitaste, pero si la misma pasión, te comparto las fotos de este año, seguro alucinarás con los coches, algunos casi como los que viste correr en los cincuentas, ya tendremos una eternidad para platicar… Galería completa Libro |
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Eugenio Robleda Archivos
Agosto 2023
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